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Los últimos días de la bestia de la impunidad: hermanitos, fujimorismo y aprismo jugándose sus últimas cartas

Bandas criminales tenían el poder en el país, parece sacado de una novela de ficción, pero no, este es el Perú donde lo real coexiste con lo cómico e imaginario.

Mitsy V. R.

Publicado: 2019-01-01


La ciudad se levanta aturdida, los periódicos muestran el escenario de la catástrofe política, atrás quedaron los olores a licor y cohetes que dejaban los festejos de año nuevo, en las pistas de la vieja Ciudad de los Reyes solo se sienten los gases lacrimógenos y los carteles de lo que significó la llegada del año 2019. El Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, cual ladrón de media noche, aprovechando las celebraciones y la salida del presidente, decidió bajo argumentos antojadizos destituir a dos principales fiscales que lideraban el equipo de investigación Lava Jato. De esta forma, Pedro Chávarry, sepultó su ya tan desacreditada imagen al pozo de los inmorales de la historia, esos cuyas tumbas son escupidas por los juzgadores del presente.

El 2018 nos dejó sorprendidos e indignados hasta el último día, fue un año de perros, ratas y demás alimañas que esta tumultuosa sociedad ha venido soportando más de tres décadas. La democracia desde hace años parecía ser una convivencia con la impunidad, el pueblo veía con indiferencia las idas y venidas de sus autoridades corruptas, el archivamiento de casos escandalosos y la dilatación del tiempo del proceso. Pero fue en julio del 2018 que gracias a unos audios se empezó a desmenuzar “eso que todos sabían pero que nadie se atrevía a decir” ahí conocimos a “los hermanitos” a la “Señora K, de la Fuerza número 1” y a toda la sarta de mediocres jueces y fiscales coludidos para liberar ladrones y hasta incluso violadores de niñas. Ahí empezó la agonía de la bestia de la impunidad, al verse acorralada el fujimorismo y aprismo no dudaron en poner como Fiscal de la Nación a Pedro Chávarry, uno de los tantos hermanitos, no dudaron en vernos la cara al negar una y mil veces que los que hablaban no eran ellos.

Pero la suerte estaba echada, las investigaciones de los fiscales no estuvieron a su favor, tampoco los muchos testigos amenazados por ellos, ni las declaraciones del mismo Jorge Barata. Bandas criminales tenían el poder en el país, parece sacado de una novela de ficción, pero no, este es el Perú donde lo real coexiste con lo cómico e imaginario. Y entonces una luz de justicia abrió los ojos de los peruanos, por primera vez, la hija del dictador, la señora Keiko Fujimori estaba sentada ante un tribunal. Lejos quedaron aquellos talk show de Laura Bozo en la época de Alberto Fujimori, una grotesca forma de llevar una justicia falsa y denigrante, que la población veía en los noventa. En el 2018 cambiaron a la sintonía de largas audiencias, desde bodegas, chifas y celulares, la población estuvo atenta al devenir de Keiko Fujimori, entonces el Fiscal José Domingo Pérez y el Juez Richard Concepción Carhuancho se convirtieron en héroes para un pueblo que clamaba justicia.

El aprismo se sintió amenazado frente a las acusaciones judiciales a su máximo líder Alan García, y en un afán de victimizarse justificaron el vergonzoso pedido de asilo político a la embajada de Uruguay. Alan García no pudo quedar más ridículo al llamar “imbéciles” a los que investigan su caso y en la noche salir huyendo a la embajada, que al final no le dio el asilo, una más para el indultador de narcotraficantes. Dicen que una bestia moribunda es más temible que la sana, ya que, en sus últimos esfuerzos por sobrevivir su actuar es imprevisible. Así la bestia de la impunidad ha lanzado una de sus últimas cartas, sacar a los fiscales que investigan el caso, pero lo han hecho subestimando el poder del pueblo y la gran indignación. ¡Fuera Chavarry! Fueron los gritos de manifestantes en Lima y distintas zonas del país. La indignación ha hecho que las muchas diferencias que nos separan rompan sus muros de cristal y al fin hemos podido unirnos bajo un mismo objetivo: luchar contra la corrupción. Ya desde la casa más precaria a la más lujosa, ya desde derecha, centro o izquierda; marxistas, capitalistas, comunistas entre otros, todos se han juntado para repudiar esta vil maniobra contra la justicia. Hombres, mujeres, niños y ancianos manifestando su rechazo. El bicentenario nos trae la prueba de fuego a la población peruana, es momento pues de avanzar y recuperar nuestra dignidad o tirar al país cien años más de atraso.



Escrito por

La Mishica

Haciendo sociología desde lo cotidiano


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Los marginales

Espacio crítico sobre temas de realidad nacional, política, cultura y artes